Crónica sobre la actualidad de la mediación

Por Mercedes LeguinaAbogada y mediadora

Por Mercedes Leguina

Abogada y mediadora

¿Qué hacen una arquitecta de Barcelona, una oficiala keniata, una abogada escocesa, una restauradora catalana y una abogada madrileña durante la primera ola de calor del verano? Asistir a un congreso de Mediación en Madrid.

Durante los días 29 de junio a 2 de julio de 2015 se ha celebrado en la Universidad Complutense de Madrid, en sesiones de 9 a 19h, el II Congreso Internacional de Mediación, el llamado World Mediation Summit-Madrid www.worldmediationsummit.com.

La organización del Congreso, de carácter privado, ha contado con el apoyo institucional y sobre todo, con la entrega entusiasta de más de cien mediadores.

Durante estos cuatro días, ayudados por un agradecido aire acondicionado y por el siempre aire decadente y romántico de la Universidad Complutense, se ha debatido sobre algunos aspectos relevantes de la Mediación, desde el análisis teórico del conflicto hasta la consecución del Acuerdo de Mediación.

La primera reflexión que me gustaría hacer es el verdadero carácter internacional del encuentro, múltiples nacionalidades han aportado su experiencia: desde los organizadores canadienses, a ingleses, irlandeses, australianos, holandeses, colombianos, argentinos, andorranos, portugueses o mexicanos, hasta representantes de toda la geografía española: vascos, catalanes, madrileños, castellanos o andaluces.

También ha sido un lujo el nivel de los ponentes, desde Administraciones Públicas, Instituciones de Mediación, universidades españolas, empresarios, abogados, jueces, mediadores, psicólogos, profesores, doctorandos, investigadores e incluso embajadores. Todos ellos con una pasión compartida: la Mediación.

La jornada inaugural, más allá de cargos e ilustres instituciones, se caracterizó por el golpe de realidad en las palabras de los ponentes: férrea creencia en la Mediación pero necesidad de difusión y apoyo político; mucha inversión para un escaso retorno a medio plazo.

Y este puede decirse que fue el titular del Congreso: creemos en la Mediación pero la realidad a día de hoy es que se trata de un mercado de oferta, no de demanda. Se precisa más visibilidad y mucha formación para conseguir un cambio cultural que promueva el diálogo entre los ciudadanos y la gestión positiva de los conflictos.

La mayoría de los ponentes señaló que el conflicto es intrínseco a la condición humana y debemos aprender a solucionarlo de un modo nuevo, debemos desaprender lo aprendido para alcanzar soluciones reales y duraderas.

Ya en la primera de las jornadas se produjo la impactante intervención de los Excmos. Embajadores de Israel y Palestina. Sus puntos de vista nos hicieron reflexionar a todos los presentes y provocaron la intervención de la moderadora que, ante la vehemencia de sus exposiciones, no pudo sino ofrecerles un mediador de entre los que se encontraban en la Sala. 

Interesantísimas las intervenciones de los Excmos. Embajadores de Colombia y Suecia quienes dieron su visión real del conflicto armado, por un lado, y del apoyo internacional por otro.

Hay que señalar como otro de los temas tratados, la importancia de la formación sobre Mediación; formación a todos los niveles: en las escuelas donde existe un término precioso poco conocido: el “Plan de convivencia”; formación en las Comunidades; formación para  empoderar a jóvenes, mujeres y personas claves dentro de la sociedad; formación en las organizaciones, en las empresas; o formación sobre las diferencias culturales como cuestión fundamental para la Mediación. Sobre la  multiculturalidad tuvimos la oportunidad de analizar un caso real sobre un conflicto vecinal de 13 nacionalidades asumido por la Asociación Madrileña de Mediadores en las afueras de Madrid. Magnífico ejemplo.

También se llevó a cabo un taller sobre Mediación en casos de bullying escolar. Qué terrible tema de actualidad, ¿verdad? En este caso, la Mediación y la Cultura de la Paz son las claves para asegurar una sociedad que gestione de manera eficaz los conflictos, a través del aprendizaje de nuestros niños.

En cuanto a las experiencias en Mediación se analizó desde distintas perspectivas la Mediación intrajudicial que se está implementando en distintos lugares de España. El debate sobre la obligatoriedad de la Mediación también se puso sobre la mesa, en base a la experiencia de nuestros socios europeos, sin que ninguna medida concreta se esté llevando a cabo en la actualidad de manera coordinada.

La Mediación intrajudicial constituye a día de hoy, en mi opinión, el ensayo de laboratorio donde unos cuantos valientes, jueces y abogados, ponen en práctica la Mediación de forma singular y extraordinaria y que precisan, como todo proyecto de I+D, tiempo y recursos, pero que nadie en su sano juicio debería criticar su labor. Por tanto, todos ellos, un ejemplo a seguir.

En el Congreso también se abordó la cuestión de la profesión del mediador, en particular, su relación con los abogados. Poco se habló del argumento, ya trasnochado, de que la Mediación es un ahorro de tiempo y dinero.  Mucho más importante me parece la visión holística de la Mediación, como un todo, una labor que requiere de los mejores profesionales, con formación basada en criterios de calidad y no de cantidad como se recoge en la actual ley, que colaboren con otros profesionales y cuyo trabajo sea reconocido y debidamente remunerado.

Me gustó especialmente la idea de que los mediados/clientes tengan acceso a un “consentimiento informado” por parte de su abogado, que le asesore de los métodos alternativos y adecuados para dar solución a su problema. Ojalá esta visión del asesoramiento legal llegue pronto a la profesión.

También tuvieron voz en el Congreso distintas universidades españolas en las que en la actualidad se enseña, forma e investiga en Mediación, si bien ellos prefieren denominarla de forma amplia: la gestión de conflictos, y en el que el derecho colaborativo es un concepto fundamental que ya debe ser conocido por todos los futuros licenciados en Derecho.

Por último, tuvimos ocasión de conocer once experiencias reales en Mediación, tanto en España como en países como México, Colombia, Portugal o Argentina, que junto la exitosa experiencia de Australia y de la Policía Local de Valencia, expuestas en las primeras jornadas, dieron esperanza a todos los asistentes.

La ceremonia de clausura del Congreso consistió en unaperformance sin palabras que representaba la justicia restaurativa. La Mediación logra llegar donde no llegan las palabras. Es la “magia” de la Mediación, término muy escuchado estos días.

Creo que todos los asistentes al Congreso coincidirían conmigo en que la Mediación es, a día de hoy, una pasión que todos queremos convertir en amor verdadero. Las claves de esta carrera de fondo están en la difusión y formación en la Cultura de la Paz y en el diálogo para construir una sociedad más feliz.

Finalmente, felicitar a todos los participantes por su entrega e ilusión, y desde aquí, reivindicar el necesario apoyo político, social y de las instituciones para llegar juntos a la meta: el cambio cultural que todos deseamos.